Ciertamente, es importante establecer límites sanamente. El límite es un espacio personal en el que te sientes seguro, teniendo en cuenta tus necesidades.
Desde ese lugar seguro, te abres o no, al exterior.
Cuanto más claros sean mejores serán nuestras relaciones con los demás.
Debido a situaciones traumáticas no procesadas adecuadamente, el tema de los límites puede verse comprometido.
¿Cómo vemos que debemos trabajar los límites?
- Reaccionas exageradamente (protegiéndote en demasía)
- Tienes una hipersensibilidad a los estímulos.
- Reaccionas rígidamente o en cambio, con una flexibilidad extrema.
- Muchas veces no tienes conciencia de que tienes esta dificultad.
- Sientes que alguna actitud de los demás te molesta y no lo transmites.
- No percibes los límites de los demás (avasallas).
- Dificultad para ponerse límites a tí mismo.
- Dificultad de entender que corresponde a los otros y qué a ti (asumir responsabilidades con respecto a las actitudes de los demás)
Los límites sanos tienen que ver con el cuidado de los demás y de ti mismo.
Establecer y respetar los límites cuida las relaciones, lo contrario las daña.
¿Qué podemos hacer para mejorar?
- Date tiempo para sentir qué es lo que necesitas.
- Dilo claramente
- Habla desde lo que tu sientes, sin acusar.
- Siente la firmeza en tu cuerpo para transmitirlo.
- Comunica las consecuencias de no respetar ese límite.
- Normaliza que puedes sentirte un poco incómodo al poner límites.
- Es un trabajo diario, por consiguiente, trabaja también tu paciencia.
Con el tiempo te sentirás muy bien. A partir de este trabajo, se empiezan a ver cambios en el entorno y tú te sentirás más fuerte y segur@.
Por lo tanto, si pones límites sanamente y no recibes respuesta, probablemente estés en un entorno que invalide tu sentir (por allí no es). Sería bueno que pidieras ayuda profesional.