
Seguramente, quién sabe por qué razón, aprendiste que lo que tenía que ver contigo era secundario. Esta idea errónea marcada a fuego hace que te acomodes, que cedas. ¿Por qué te postergas?
Y sí muchas veces en la vida nos vemos en ese lugar…pero da la casualidad que tú estás siempre allí.
Me puedes decir: “No hay problema, disfruto haciéndolo”. Y no dudo de tu respuesta. Pero es muy probable que en un rinconcito al cual no has podido llegar aún, haya un deseo muy grande de colocarte en el sitio que tu mereces…el primer lugar.
Cuando te postergas
Las marcas de la postergación se imprimen en tu cuerpo y tarde o temprano te pueden enfermar.
Quizá hayas mal aprendido que tus deseos no eran importantes y que la forma para ganarte el amor de los demás era colocarte en segundo lugar.
Junto a esto, la idea tan valorada socialmente de que si te pones en primer lugar eres un egoísta. Esta idea viene de la religión y creo que la hemos entendido mal. “Amar a los demás como a ti mismo” lleva implícito que primero deberías amarte a ti mismo y eso es priorizarse.
Cuando no te pones en primer lugar y no respetas tus deseos acostumbras a los otros a ello.
Ser tú mismo
Lo más importante no es cuántos sean los que te quieran sino que los que lo hagan, lo hagan de verdad, con tus cosas positivas y no tan positivas.
Los que te quieren de verdad respetan que te pongas en primer lugar, ni siquiera lo cuestionan.
Sé que no es fácil, es un ejercicio continuo, quizá doloroso. Un cambio total que lleva a que te cuestiones cómo has vivido. Eso ya pasó. Tienes tiempo para cambiar.
Puede que traiga alguna que otra decepción, pero hay decepciones que sanan.
Serás más fiel a ti mismo aceptándote como realmente eres y tendrás a tu lado a quien te quiera de verdad.