Si disfrutar de tu compañía te suena algo romántico e irreal, probablemente tengas que trabajar la conexión contigo misma y con las sensaciones que experimentas cuando estás en esta situación.
Nuestra compañía y nuestros conflictos.
Es bien común ver lo perturbador que puede ser para alguien estar en su propia compañía, como consecuencia de no haber trabajado sus propios conflictos.
Muchas veces recurrimos a personas que no son una verdadera presencia, como resultado de estar desconectados de nosotros mismos.
El estar desconectado puede ser producto de la cronicidad de las situaciones estresantes que has vivido y no has procesado adecuadamente.
Asimismo, es bueno resaltar, que muchas veces no se estimula socialmente esta conexión.
¿Cómo observamos la desconexión con nosotros mismos?
Puede que sientas que tu cuerpo no es un lugar seguro para estar, dada la variedad de sensaciones y sentimientos que sientes no poder tolerar.
Probablemente no sepas que hacer con todo ese mundo de sensaciones que aparecen, escapando por medio de conductas que muchas veces rayan lo adictivo.
Además, recuerda que la adicción es una forma de vincularnos con determinado “Objeto”, no el objeto en sí (trabajo, sustancias, celulares, personas, etc.).
Mientras tanto, el camino a la sanación es el contrario: enfrentar de manera amorosa. Volver a conectar.
El proceso de reconexión.
Es bien importante aclarar que cuando hablamos de proceso, no podemos hablar de tiempos cronológicos.
La biología no es matemáticas y los procesos están influidos por un montón de factores (recursos de la persona, tiempo que hace que padece determinado síntoma, estilo de vida, trabajo personal) y muchas otras cosas más.
Así que pretender que un proceso se cumpla rápido es contradictorio con la idea de proceso.
Por eso, antes que nada, debemos hacer un trabajo personal con nuestra propia paciencia.
Es bien humano ver cómo hemos tolerado por años cierto síntoma y como cuando tomamos la decisión de enfrentarlo queremos la solución ya.
Dicho esto. Continuamos.
Hay un trabajo necesario de reconexión que comienza con la calma.
Y la calma se relaciona con tu propia escucha. En una primera instancia puede que necesites ayuda externa.
Y luego conforme vayas escuchándote y priorizándote (con el ejercicio continuo) te será más fácil.
Te recomiendo que conectes con los sueños que tenías en tu infancia y con las cosas que te generan disfrute.
¿Cómo te sientes?
Si percibes (luego de darte tiempo) que no hay algo que especialmente te apasione, entonces tendrás que generar un camino de prueba.
Esta ya es una, gran herramienta, porque te estarás prestando atención.
Actividades que pueden contribuir en este camino.
Cantar
Tocar un instrumento.
Escribir
Pintar
Bailar
Cualquier creación manual.
Ejercicio Físico.
Fortalecer tu espiritualidad.
Realizar Yoga
Meditar
Realizar Tai- Chi
Restaurar objetos.
Fortalecer la solidaridad.
Quedar con amigos con cierta frecuencia.
Hacer cualquier actividad grupal.
Fíjate cómo te sientes llevándolas a cabo.
Es más, cuando encuentres una actividad o herramienta que te genere calma, tómate un tiempo para percibir esa calma, toda vez que la sientas.
Por lo tanto, es bien importante dejar en tu cuerpo esta huella, que ayudará en futuras situaciones, sobre todo cuando estés sola contigo misma.
Disfrutar de tu compañía.
Es poder atravesar el aburrimiento, poder darte lo que necesitas, mimarte, tratarte pensando en esa niña que fuiste.
Finalmente, si esto se torna intolerable para ti, no dejes de pedir ayuda.
Hay muchas herramientas muy efectivas que pueden ayudarte a salir de este estado y estar más abierta al disfrute y al bienestar.