Infinidad de veces he visto personas que experimentan dificultades en el movimiento de su cuerpo. Y mucha de esta rigidez puede tener como causa estrés crónico y trauma.
¿Cómo sería?
Las personas recorren un camino (necesario) de rehabilitación y los síntomas no ceden, desaparecen y vuelven a aparecer.
Allí, se hacen necesarios otros procesos.
Es tanta la desconexión que experimentamos con nosotros mismos en estos tiempos, que cambian las cosas en nuestro sentir y ni siquiera logramos percibirlo, hasta que un terapeuta somático lo señala.
Cuando ocurre la desconexión esta es la señal directa de desregulación del sistema nervioso.
La necesidad de un terapeuta somático.
El sistema nervioso se regula a través del cuerpo, de las sensaciones (entre otras cosas). Entonces es necesario agregar a este camino la presencia de un terapeuta somático.
Es más, generar esta sinergia entere terapia somática y rehabilitación puede generar grandes avances.
Se necesita ampliar la mirada. No somos una máquina. No alcanza con tratar lo “tangible”.
Ejemplo
Un ejemplo claro de esto, es un dolor de cuello.
A veces la dificultad para mover el cuello puede tener que ver con que no pude defenderme de un ataque y esa energía no utilizada para la defensa, quedó allí estancada, generando rigidez.
Trabajar a través del cuerpo, no es magia, son procesos que llevan su tiempo. Son procedimientos que se ajustan a la ventana de tolerancia de cada consultante.
Por esto mismo, debemos acostumbrar nuestra mirada a los pequeños avances de nuestros procesos personales, que, en definitiva, terminan siendo los más profundos.
Tiene solución.