Poner límites, es una de las cuestiones más complejas a las que nos enfrentamos y donde se ve más claramente la dificultad en la conexión con un@ mism@.
Toca el conocimiento y el amor hacia nosotr@s, además del temor a no pertenecer. Por eso la complejidad.
Cuando nos cuesta poner límites puede aparecer una dificultad en diferenciar que es de uno y qué de las demás.
No conexión con nosotr@s mism@s
Si no conectamos con nosotr@s mism@s es muy difícil saber qué queremos que necesitamos, que nos hace bien.
No hay un aprendizaje de nuestro valor, como consecuencia l@s otr@s toman el protagonismo de nuestra vida. Y allí nos perdemos.
En la dificultad de poner límites hay una sensación casi crónica de no merecimiento, junto con un desgaste que trae lo no natural (la desconexión con nosotr@s).
Es probable que haya un entorno que se favorece de esta cuestión.
Se puede experimentar además, una gran necesidad de ese entorno.
Creyendo que anulando tus necesidades al fin pertenecerás.
Muchas veces se ve una percepción alterada de que debes estar equivocad@, de que eres complicad@ o que “tienes problemas”.
Y esto afianza la desconexión que no te permite ver con claridad.
Estoy hablando nada más ni nada menos que de la vivencia de lo traumático.
Se siente un poco así.
La sabiduría de nuestro cuerpo
Por suerte tu cuerpo es sabio, y de alguna manera te va a mostrar que “ya está”.
Muchas veces por incomodidad (sufrimiento) y otras de una manera abrupta por medio de una enfermedad y/o agotamiento.
Un agotamiento que te frena o te frena.
Siempre se dice que el cuerpo da avisos. Y es así.
Por eso la importancia de volver a ti y atravesar tus sensaciones y emociones que hagan que puedas entender qué te está diciendo.
Una vez que lo trabajas (con continuidad, no es algo de días o meses) verás un cambio orgánico, sin fuerza.
Es algo así como que las señales llegarán.
Y esas señales que traen una gran claridad y certeza harán que actúes en tiempo y forma.
En tiempo, porque no vas a aguantar, vas a plantear que es lo que necesitas, cuando lo necesites y priorizarte.
Y en forma porque el hecho de dosificar tu sentir hará que lo plantees tranquila y claramente, sin necesidad de luchar.
Un ejemplo claro del fluir.
Que a veces es entendido como no hacer nada. No.
Es un gran trabajo que hay detrás de esa supuesta pasividad.
Amplitud del tema
Además, el tema límites, muchas veces se interpreta que es a partir de otr,@ ponerle límites a l@s demás.
Y en realidad es mucho más amplio que eso.
También tiene que ver con la autolimitación y todo lo que ello implica.
Es aprender a entender cuándo tienes que parar, cuándo tienes que descansar y tiene que ver, además, con la autocompasión.
Pero también como siempre digo, cuando no hay un trabajo de límites, podrías exigir a los demás y no respetar sus límites, muchas veces invadiendo también.
Entonces no implica solo frenar a otr@, sino frenarte a ti mism@.
Y entender. Entender los límites de l@s demás y respetar.