Pedir lo que necesitas, muchas veces viene de la mano de la puesta de límites.
Conforme vas delimitando tu espacio y respetándolo, comienzas a cuidarlo y no permites que ingresen a él, cosas que no te hacen bien.
Así como también, identificas que cosas sí necesitas y mereces.
Y todo esto, viene de la mano del contacto con tus sensaciones y tu validación de ellas como importantes.
Fundamental: Contactar y validar tus sensaciones.
Una vez que conoces y validas las sensaciones de molestia e incomodidad, es más fácil poder accionar en defender tu lugar.
Primero lo harás en espacios seguros como prueba.
Mientras te vas afianzando, lo vas replicando en tu entorno.
La pregunta que te harás frente a determinadas situaciones será: ¿qué necesito para sentirme mejor?
Sí, porque las sensaciones de incomodidad suelen ser desagradables.
Una vez que conectas con lo que te quieren decir, accionas, pidiendo (o dándote) lo que necesitas para salir de esa situación.
Pedir lo que necesitas y regulación.
Cuando te encuentras desregulad@ sucede que ni siquiera te das cuenta de cuáles son tus límites (o l@s de los otr@s) pero pueden aparecer sensaciones de enfado, angustia (o a veces de apatía) que no puedes conectar con un significado.
O puedes conectar con el significado y quedar congelad@ y no reaccionar.
Conforme vas trabajando tu regulación estás más atent@ a lo que necesitas y te lo das.
En los primeros momentos que pongas en marcha esta nueva actitud, puede pasar que te sientas exagerad@, culpable, rar@, complicad@ y un montón de otras cosas más.
No te preocupes, es normal.
Te sugiero que en calma, dándote tiempo, observes la situación nuevamente e intentes ubicar dentro de ti ese mínimo alivio, comparando con otras situaciones en las que no pudiste respetar lo que necesitabas.
Si no lo encuentras en un primer momento, no te preocupes. Ya aparecerá y cobrará más fuerza.
Adelante!