Algunos preconceptos y preguntas acerca de una consulta psicológica:
¿Me tengo que acostar en un diván y hablar? ¿Qué le digo?
Esta es una de las preguntas que más he oído: no todos los psicólogos trabajamos con diván.
En tu primera consulta psicológica plantea qué es lo que te está pasando.
Sería importante que antes de decidir a qué psicólogo asistir, te asesores sobre la forma de trabajo (corriente psicológica). Si bien el objetivo principal es que tú puedas “tomar las riendas de tu vida” la forma de llegar a ello puede ser diferente según la corriente a la que adhiere el profesional.
Es igual de importante que investigues qué no es psicología, lamentablemente como en todas las profesiones, hay gente que trabaja bien y otras que no. Cuidarte también es informarte bien a qué profesional vas a acudir.
¿Cuanto dura la consulta psicológica?
La consulta por sesión se estima que tenga una duración de 50 minutos una vez a la semana.
Si bien creo que es un tiempo ideal para trabajar, a veces puedes quedarte con la sensación de querer tener más tiempo para hablar algunas cosas, puedes plantearle esto a tu terapeuta y juntos ver la posibilidad de un nuevo encuentro en la semana. Así como también el terapeuta puede sugerir más encuentros de acuerdo a cada paciente.
“Con todos los problemas que tengo me voy a quedar a vivir en lo del psicólogo”
La duración del tratamiento en el tiempo depende de muchos factores entre ellos la complejidad del motivo de consulta, desde cuando datan los síntomas, recursos emocionales del paciente, vínculo con el terapeuta y muchos otros más.
La idea principal es que puedas generar un cambio que se sostenga en el tiempo.
Mientras se visualiza cuál sería el cambio, cómo haces para cambiar etc. puede llevar un tiempo, o no, depende.
En principio sería una error decirte un tiempo de tratamiento, depende de tu evolución.
“Voy a tener que recorrer mi infancia y no quiero”
¿Por qué no querrías recorrer tu infancia, ¿puede que haya algo doloroso en ella? Si es así, quizá sería necesario trabajarlo.
Seguramente la forma en la que actuas en este momento y que no te agrada, tiene sus raíces en tus aprendizajes desde que llegaste a este mundo.
La idea no es “meter el dedo en la llaga” como se dice popularmente. Entender por qué las cosas se dieron de tal o cual manera, para luego resolverlas y no volver a repetir situaciones angustiosas. El ser humano tiende a repetir situaciones si no las elabora de forma adecuada.
De todas formas, es importante que tengas presente que no siempre es necesario hablar del tema por el que consultas. Desde Experiencia Somática trabajamos desde las sensaciones sentidas en el aqui-ahora y desde allí podemos resolver situaciones estresantes o traumáticas para tí.
¿Tengo que ir solo, o alguien me tiene que acompañar?
La idea es que si eres adulto asistas tú solo.
En ocasiones se llevan a cabo entrevistas vinculares con algún miembro de la familia. No es una regla, depende de la estrategia trazada en el espacio terapéutico de acuerdo a las necesidades que van surgiendo.
¿De qué tengo que hablar? ¿Y si no puedo hablar?
Yo te haría esa pregunta a tí: ¿qué es lo que te entristece, te preocupa, te saca energías o te tranca en este momento?
Bueno… creo que para empezar, de eso podrías hablar.
Muchas veces sucede que crees que no tienes nada de qué hablar, no tienes ganas o lo que sea.
No te preocupes, son momentos normales en el proceso.
El profesional va a guiarte.
En la segunda parte de este artículo te cuento otros mitos y dudas con respecto al tratamiento. Si quieres puedes plantear algunos que se te ocurran.