Una de las frases más escuchadas en personas que tienen dificultad en poner límites es: “no quiero ser complicad@”.
Muchas veces vinculan su valor, con esto.
Esta necesidad se afianza, además, por un entorno que sale favorecido.
Suele aparecer una búsqueda incesante de aprobación, que complejiza más las cosas.
No quiero ser complicad@. Necesidad
En muchos casos es consecuencia de no haber sido tenid@ en cuenta (durante tu historia) como lo hubieras necesitado.
Esto puede haberte generado en su momento un deseo de atención y a la vez de “no molestar”.
Un entorno que no puede sostener adecuadamente, valora esta cualidad: “No complicas para nada”.
Poner sobre la mesa tus necesidades podía ser interpretado como traer problemas.
Como consecuencia, tus necesidades son anuladas, primando las de los demás.
No ser tenid@ en cuenta
Esta cuestión se ve claramente en familias en donde hay dificultades en la gestión de problemas.
L@s integrantes más pequeñ@s, perciben que cuantos menos requerimientos tengan es mejor.
No olvidemos que está en juego la pérdida del amor.
Y esto también tiene que ver con la conformación de los límites personales.
Porque para poner límites debo conectar con lo que necesito.
El esquema construido
Y con este esquema atraviesas el mundo en la actualidad.
A casi ningún requerimiento dices que no.
Y el temor a perder el amor continúa presente y refuerza tu conducta.
Y caes en la trampa, en pos de que te tomen en cuenta.
Caer en la trampa
Porque sí, seguramente estás siendo tenid@ en cuenta, pero no es a ti a quien están teniendo en cuenta (a la persona que tiene necesidades y límites) sino a la que cumple con los requerimientos externos.
Y realmente te vas a sentir tenid@ en cuenta cuando puedas verbalizar lo que necesitas.
No cuando los otros son felices con el costo de tu malestar.
Porque sí, más tarde o más temprano vas a sentir el malestar.
Necesidad de límites
Las personas necesitamos límites para poder tener relaciones saludables.
Las relaciones saludables (entre otras cosas) se basan en el respeto de esos límites.
De lo contrario se termina generando relaciones de utilidad.
Donde no hay un ida y vuelta.
¿Pero cómo poner límites si no sé qué es lo que necesito?
Me voy a quedar sol@
Otra de las frases que escucho habitualmente.
Y sí, es probable que las personas que se enojen por tu puesta de límites sean las que se benefician de que no pongas ninguno.
Las personas adecuadas vendrán, créeme que es así.
Fíjate en el costo que implica “no ser complicad@”.
Porque entre otras cosas incentiva la desconexión contigo mism@.
La desconexión
Si has estado mucho tiempo acomodándote a los requerimientos de l@s demás, es probable que tengas que volver a ti.
Que necesites tomarte tiempo antes de contestar cualquier petición del entorno.
Y este tiempo dará el espacio a tu cuerpo para sentir lo que te genera la demanda de los otros.
Aprendiendo a decir que no si es necesario.
Y no, no será algo grato al principio.
Porque probablemente te enojes mucho contigo y con los demás.
Pero conforme lo vayas ejercitando, vas a ganar una gran tranquilidad.
La misma que va a provocar que tu vida y tus relaciones avancen.