Inmersos en una época en la que tenemos que producir la mayor parte del tiempo hemos dejado de lado la importancia de la calma, el descanso, la paz y el relax.
Lo cierto es que muchas veces le damos menos importancia de la que tiene.
Esta necesidad muchas veces puede ser confundida como «holgazanería», convirtiéndonos en maquinitas que dejan de lado sus necesidades, lo que sienten y lo que desean.
Si bien el ocio, las vacaciones o el relax son una necesidad de todos los tiempos, más que nunca es primordial que día a día te tomes unos minutos para conectarte contigo mismo, como un hábito más.
Seguramente estés pensando que tienes cosas que son prioritarias y lo entiendo, pero esas cosas prioritarias cada vez te van a costar más si no te das un respiro.
Quizás no te cuestiones el hecho de que debes higienizar tu cuerpo, ¿no? Es necesario que sepas que tu interior necesita la misma higiene.
¿Por qué hablamos del relax como una necesidad?
Ya hemos visto en otros artículos que nuestro cuerpo no tolera estar siempre en estado de alerta, se agota. La respuesta de estrés debe ser utilizada en situaciones puntuales pero todo el tiempo es perjudicial. El cuerpo humano luego de una situación de peligro o de desafío se calma, se relaja y vuelve al estado normal: baja el ritmo cardíaco, la respiración se hace más pausada, se relajan nuestros músculos y el cuerpo entiende que todo está bien.
Cuando siempre tienes a tu cuerpo exigido o en estado de alarma y no le das paz o descanso es muy probable que se debilite y no pueda defenderse, quedando más vulnerable a la enfermedad. Por eso el relax es una necesidad: al igual que alimentarse, dormir, tener actividad física, sexual, ir al baño, etc.
Como siempre digo, no es necesario tener todo el tiempo del mundo, unos minutos al día ayudan y mucho. Tampoco hay que tener dinero para pagar un gimnasio. Se ha comprobado que la meditación es muy buena para la salud y es gratis.
¿Qué puedes hacer?
El paso previo es conocer con qué cosas disfrutas, cuáles te energizan y te apasionan, en definitiva, qué te hace bien. Y hacerlo, no postergarlo jamás.
Muchas personas se relajan con paseos al aire libre, teniendo contacto con la naturaleza, haciendo ejercicio, bailando o escuchando música.
Hay variadas técnicas de relajación voy a hablarte de dos que son las que conozco más: meditación y yoga. He tenido alguna que otra experiencia con el Tai-Chi, de igual forma muy recomendable.
Meditación
Tan solo son necesarios unos minutos al día para meditar: cierra los ojos, ponte en una postura cómoda. Es recomendable que estés sentado (en el piso o en una silla) con la columna derecha. Pon una mano en tu pecho y otra en el ombligo para corroborar que estás respirando abdominalmente (luego puedes poner las palmas de la mano hacia arriba).
Inhalas por la nariz y el abdomen sube, exhalas por la nariz y el abdomen baja. Repítelo y trata de que la respiración sea cada vez más lenta. Unos minutos al día genera beneficios para tu salud, ademas de una agradable sensación de tranquilidad.
Practicándola habitualmente logras:
- Mayor regulación de las emociones (conciencia y control de las mismas).
- Tienes más empatía con los demás.
- Generas un efecto analgésico sobre tu organismo.
- Mejoras tu productividad.
- Refuerzas tus defensas.
- Ayudas a evitar la rumiación (ideas reiterativas sobre determinado tema que te preocupa).
- Desciendes tu nivel de estrés.
- Aumentas tu nivel de atención.
Como el cerebro es plástico y maleable, cuando aumentas los momentos de tranquilidad lo educas para que se tranquilice cuando sea necesario.
Yoga
Hay infinidad de escuelas. Lo importante es que además de hacer actividad física, relajas tu mente y cuerpo.
- Aumentas la capacidad de tu cerebro de mantener la concentración, lo que conlleva a una mejor capacidad de aprender y utilizar los conocimientos.
- Previenes y tratas los dolores de espalda.
- Previenes las migrañas.
- Estimulas tu autoconocimiento dado que al observar lo que ocurre dentro de ti (emociones, pensamientos, etc.) ayudas a encontrar la calma y la paz interior.
El estado de atención plena o el vivir en el aquí ahora (fomentado especialmente por estas disciplinas) puedes trasladarlo a tus hábitos cotidianos y así generar mayores momentos de paz en tu vida.
Si estás comiendo: mastica, degusta, huele y disfruta. Si te estás bañando siente cómo cae el agua por tu cuerpo. A veces nos damos cuenta de que ni siquiera sentimos los pies cuando caminamos, ni el canto de los pájaros, ni el aroma de las flores.
Puede parecer muy romántico. No lo es, simplemente es humano.