Es bueno pensar que todo se va a arreglar, es sano tener fe en el futuro mientras construyes tu presente. Porque sí, tú eres tú construcción y lo tienes que tener claro.
Más allá de que en la vida suceden acontecimientos que no están bajo tu control, el protagonista siempre eres tú.
Saber que eres el protagonista de tu vida puede generar miedo, responsabilidad, rabia pero también te genera alegría.
Miedo, porque el futuro es desconocido, y los seres humanos necesitamos cierta estabilidad. En la vida aprendemos que la única certeza que tenemos es la muerte.
Responsabilidad, porque al saber que eres protagonista, todo lo que hagas tiene consecuencias. Nadie te obliga si tú no quieres. Eres quien decide y sin decidir, igual estás decidiendo. Ni tu padre, madre, hermano o amigo, eres tú.
Además puede generarte mucha rabia, porque te enfrenta en tus acciones, ya no más “por culpa de”.
Puedes darte cuenta que algunas decisiones que tomaste no fueron las mejores. Por lo que, tendrás que ver qué cosas debes cambiar. Corriéndote así de un lugar cómodo pero desvastador para tí y los demás… el lugar de víctima.
Pero como te decía, saber que tú eres tu construcción puede generarte una inmensa alegría. Vas a ponerte en primer lugar, vas a buscar lo mejor para tí, vas vincularte con quien no te haga daño, te vas a querer. Ya no más a la merced de los demás.
Este descubrimiento personal puede ser uno de los que más duela en el proceso terapéutico, pero también uno de los que más te salva.
Cuando eras niño quizá pasaste por situaciones que no estuvieron bajo tu control. Dependías totalmente de otro adulto. Si ese adulto resultó protector, más allá de los acontecimientos duros por los que hayas pasado, eso ayudó a que fueras más fuerte.
Como lo dije en otro artículo, que las cosas no hayan sucedido de la mejor forma influye pero no determina. Recuerda que somos individuos capaces de cambiar por medio del aprendizaje.
Al llegar a la adultez, las cosas cambian. Tú tienes el poder de cambiar, el poder de mejorar e incluso la responsabilidad de hacerlo.
Sin dudas que el contexto económico y social te condiciona, no es fácil ya que no somos individuos aislados y estamos insertos en varios sistemas. Pero puedes pararte en el lugar de la derrota y la resignación o desde la oportunidad, el protagonismo, la acción y el agradecimiento. Piénsalo.