La música tiene un poder bastante particular de alterar tu estado de ánimo, y esto es sabido desde tiempos inmemoriales.
Eriza, emociona, transporta y calma. ¿Acaso nunca escuchaste el dicho: «la música amansa a las fieras»?
Cuando te gusta estimula las mismas áreas que lo hacen el sexo y la alimentación e incluso las drogas, los llamados circuitos de recompensa cerebrales, segregándose endorfinas (poderoso analgésico que genera un estado de bienestar), a su vez estimula la liberación de dopamina, que entre otras funiones tiene un papel importante en la motivación y el humor.
Por esta razón es muy buena para aliviar el dolor. El placer que genera para el que la ejecuta o la escucha, hace que el foco de atención vaya para otro lugar.
Sabido es que se recomienda escuchar la música que te gusta antes de una intervención quirúrgica.
Beneficios de la música
La música es muy beneficiosa, hazte un tiempo para escucharla todos los días.
- Es muy utilizada en la reahabilitación de enfermos con parkinson, accidentes cerebrovasculares y en la maternidad. Se benefician de ella también pacientes con una enfermedad oncológica e inclusive en estado vegetativo.
- Fortalece la cohesión social, dado que, cuando cantas con otro es liberada la hormona oxitocina que proporciona un sentimiento de confianza e intimidad con quien cantas. Por lo tanto forja lazos sociales y fomenta la cooperación.
- Activación masiva del cerebro cuando escuchas o haces música: se estimulan áreas de procesamiento de sonidos, de la emoción, del movimiento y de la memoria. También se activan áreas que tienen que ver con la imitación y la empatía.
- Hacer deporte con música de alta energía nos permite ejercitar más tiempo o más duro que si no estuviéramos escuchando nada.
- Si es relajante te ayuda a calmarte y mejora tu sistema de defensas.
No hay ninguna cultura humana donde no exista.
Ha sido para algunas culturas algo sagrado, y la figura del músico algo muy valorado.
El cerebro siempre está buscando placer.
El placer es la forma que tiene la naturaleza de decirnos que hemos llegado a una especie de equilibrio. La música es otra forma que tiene el cerebro de experimentar placer y por qué no, de equilibrarnos.