¿Alguna vez escuchaste las declaraciones que siguen a continuación de tí mismo o de los demás? ¿Son muy comunes verdad? y tu…¿Dices lo que sientes?
“Tendría que haber dicho…”
”Me sentí muy mal por no decir…”
”No le pude contestar…”
”Yo no estaba de acuerdo, pero…”
“Me molesta eso…”
Y como siempre, para entender, tenemos que ir a tu historia… a lo que aprendiste y es posible de desaprender.
Probablemente aprendiste que callarte era lo mejor:
- Incredulidad de los demás ante lo que decías.
- No te has sentido escuchado o comprendido.
- Falsa sensación de que si no hablas, de todas formas las cosas se resuelven.
Como consecuencia percibes que lo que sientes, lo que dices no es de confiar o tiene poco valor.
¿Te sorprende que hoy en día las decisiones las tomen los demás?
¿Cómo puedes empezar a cambiar?
- Defendiendo tu postura, reconocer que es tan valiosa como la de los demás.
- Los otros muchas veces no te conocen lo suficiente y no pueden adivinar lo que sientes, ten presente que tal vez eso no es un ataque, eres tú el encargado de que se enteren de lo que piensas.
- Tal como si fuera un ejercicio, trata de plasmar tu opinión de a poco.
¿Cuál es el paso previo?
- Conócete: Aunque parezca reiterativo, muchas veces no te conoces lo suficiente. Si no sabes lo que te gusta, lo que no, ¿cómo haces para transmitirlo?
- Reconoce que lo que te pasa es importante, confía en tí.
- Expresa gradualmente tus opiniones, haciendo pruebas con los demás. Siempre en buenos términos, planteando cómo te sientes y qué alternativa ofreces para determinadas situaciones que no te hacen bien. Ten presente que lo que plantees en forma agresiva, provocará que tu interlocutor se defienda (ponga una barrera) por lo que los propósitos comunicativos desaparecen.
Como todo en la vida se va haciendo hábito con la repetición.
¿Y tú dices lo que piensas? ¿De qué forma?