Es parte de la vida, nos duele porque como organismos tendemos hacia la estabilidad y es sano que así sea, pero la vida lejos está de ser algo estable, aunque sabemos que un mínimo de estabilidad es necesaria. De todos modos puedes convertir una crisis en oportunidad.
Imagina estas dos situaciones que pueden provocar una crisis:
- Sientes que está todo en calma… cuando de repente ¡Zás! Pierdes el empleo, rompes con un vínculo o enfermas.
- De repente, hace tiempo que estás así y parece que cada paso que das… ¡zás!
En la primer situación, algo externo “te obliga” a moverte, en la segunda “huele” a que hay algo en tí para cambiar. A veces ambas situaciones pueden darse juntas, en fín.
Sientes dolor, mucha rabia ganas de subirte a un cohete e irte a la luna y es comprensible. Pero irte a la luna no es la solución, por el contrario lo empeora.
Ponte a pensar: ¿no has sacado beneficios en alguna de tus crisis?
Es que el movimiento propio de la crisis te cambia, te lleva a buscar alternativas y por ende, te hace crecer.
Es propio de nuestra evolución como personas y como especie.
La enfermedad obliga a generar cambios de hábitos, cuando pierdes un trabajo reconoces en tí capacidades que ni siquiera sabías que tenías.
El cambio duele, cuesta, sin dudas a todos nosotros.
La certidumbre, lo estable puede hablar en ciertos casos de no movimiento, de no evolución, de no aprendizaje. Obviamente no hablo de la inestabilidad total.
Se hace muy difícil cambiar si no hay “un aviso” (llamémosle incomodidad, angustia, crisis etc.) de que tenemos que hacerlo, aunque a veces es muy doloroso y sin duda ninguno de nosotros quiere pasar por una situación difícil.
Cuando atraviesas una crisis:
- Trata de compartirla con otros. Es un gran amortiguador. Sentirte acompañado en esto te ayudará.
- Trata de llevar una vida lo más sana posible: cuando estás estresado/a aumentas los malos hábitos para tu salud (alimenticios, de sueño, consumo de drogas) y eso te lleva a enfermar o empeorar.
- Cultiva una mente tranquila (técnicas de relajación): ayuda a que tu mente esté clara para tomar las mejores alternativas.
- Enfócate en la solución (aunque cueste). A veces nos quedamos en lo sucedido y eso nos desgasta. Sin duda que tienes todo el derecho a sentirte mal pero pon un pie en las alternativas.
- Ver que es lo que te transmite la crisis.
¿Y tú qué estrategias utilizas para resolver tus momentos difíciles?