El estrés es una reacción normal de nuestro organismo ante un peligro. Es necesario para tu supervivencia y ayuda a que persigas objetivos.
Pero, ¿cómo es que una reacción normal se vuelve tan perjudicial cuando se mantiene en el tiempo?
Es necesario que conozcas qué es lo que sucede en tu cuerpo cuando estás en situación de estrés para poder manejarlo.
¿Qué pasa en tu cuerpo cuando te enfrentas a una amenaza o a un desafío?
¿Sabías que utilizamos mal la palabra estrés? La reacción normal de nuestro organismo se llama estrés, mientras que el estado de alerta más conocido como estrés en realidad se llama distrés.
Cuando tu organismo se percata de esta situación suceden cambios fisiológicos que lo preparan para la reacción. Aumenta tu ritmo cardíaco bombeando más sangre hacia los músculos (tensión muscular), la respiración se hace más rápida para poder oxigenar bien el cuerpo y se dilatan las pupilas para tener una visión más agudizada.
Aumenta la glucosa en sangre, la noradrenalina, el cortisol y se libera dopamina. Tus necesidades basales son puestas en segundo lugar: comer, orinar, defecar, reproducirte, etc. Se produce un ahorro de energía para que pueda ser utilizada en pos de la supervivencia.
Luego de que la situación estresante termina, sucede la relajación y todo vuelve a la normalidad.
¿Cuándo esta situación se vuelve perjudicial?
Imagínate estar en este estado de alerta todo el tiempo. Es probable que me digas que un sistema trabajando a este ritmo todo el tiempo puede llegar a colapsar. Por supuesto, es lo que termina sucediendo.
En el estrés crónico se libera cortisol en exceso, dado que tu organismo entiende que lo necesitas. Como efecto colateral existe una baja en la funcionalidad del sistema inmune, dejándote vulnerable a las enfermedades.
A esto se suman dificultades en necesidades básicas: se alteran el sueño, la alimentación, la eliminación y la sexualidad, lo que termina provocando mayor vulnerabilidad. Te sientes intolerante, irritable, preocupado, ansioso con dificultades para experimentar placer, contracturado y con falta de energía, asistimos a una desregulación del sistema nervioso.
Esta situación es resistida por tu organismo durante un tiempo hasta que se llega a un momento en donde hay una saturación, un estado de agotamiento: es el momento cuando te enfermas. Es aquí donde te das cuenta que tienes dos caminos: cambias la situación o corre peligro tu vida.
¿Qué nos puede generar estrés?
- Situaciones nuevas muchas veces impredecibles.
- Cuando sientes que no tienes herramientas para afrontar un problema.
- Cuando tu integridad parece amenazada.
¿Qué cosas puedes hacer mientras resuelves la situación?
- Hacer lo que te haga bien: a veces estás tan enroscado con las responsabilidades, con los otros y te olvidas qué te genera bienestar. Piénsalo y si es necesario hazte una lista de ello.
- Meditar: solo lleva unos minutos al día. Cierra tus ojos céntrate en tu respiración abdominal (una mano en el pecho y otra en el ombligo, solo debe subir y bajar la mano del ombligo) y hazla cada vez más lenta. Puedes buscar en youtube una meditación guiada o asistir algún lugar en donde meditar con otr@s. Esto fortalece tus defensas.
- Yoga: excelente técnica antiestrés. Practicar yoga habitualmente mejora tu estado de ánimo, fortalece tu sistema inmune y genera una sensación de paz. Regula tu Sistema Nervioso.
- Ejercicio: excelente para la salud, yo lo recomiendo en la mañana dado que te prepara con más energía para enfrentar el día, además de liberar toxinas propias del estrés. Quizá puedes sentirte mejor yendo a un gimnasio pero no es necesario, puedes caminar o correr, solo o con un amig@. Me puedes decir: ¡no tengo tiempo! Hazlo aunque sea media hora.
- Tener contacto con otras personas que te hagan bien: aumenta tu confianza, bienestar, te abres a otros puntos de vista, te sientes partícipe.
- Manejar tus responsabilidades: ¡tema difícil! Poner lo mejor de ti no es tratar de controlar situaciones que están fuera de tu control porque hay cosas que no dependen de ti. Ocúpate en un momento determinado, céntrate en la solución pero no te enrosques todo el día con lo mismo. No aporta, por el contrario desgasta.
- Permitete: hacer algo que no haces nunca, permítete oir la voz de tu corazón, permítete un mimo.
- Agradece: ejercita a tu cerebro a centrarse en las cosas positivas que tienes en tu vida.
- Ten pensamientos positivos: recuerda que al cerebro le cuesta diferenciar entre cosas que están pasando y cosas que imaginas que pasarán. Si crees que eres un inútil estarás ejercitando a tu cerebro para que haga todo lo posible para que lo seas… no lo olvides.
- Dedica un tiempo para tí: es necesario.
- Si sientes la necesidad comienza un proceso psicoterapeútico.
Cuídate… recuerda que primero estás tú.