En la primer parte describía posibles creencias que hacían que no pudieras aprender a decir no. Luego de reconocer estas creencias que sostienen tu accionar, te invito a que intentes llevar de a poco a la práctica estos consejos.
Primero deberías saber que puedes cambiar, que este hábito no define tu forma de ser, es tan sólo eso, una costumbre que en algún momento te sirvió pero que ahora te está haciendo mal.
Consejos para aprender a decir no
Crea tu propia vida
Es buenísimo compartir con los demás y ayudar. Pero primero es importante que puedas tener tus momentos donde puedas llevar a cabo las cosas que te gustan, tener tus espacios y muy importante y respetarlos. Pregúntate qué te apasiona, qué te gusta.
Siente tu cuerpo
Escucha tu cuerpo. Cuando te sientas cansada/o, sobrepasada/o, irritable o ansiosa/o es importante que entiendas que tu cuerpo te está avisando que ya no puedes seguir a ese ritmo. Prioriza, priorízate.
No estés en todo
No es posiblemente humano controlar todo. Siempre habrán situaciones que escapen a tu control. Tenlo presente y no exijas a los demás que siempre estén para ti, los otros también tienen su vida y que no estén siempre disponibles no quiere decir que no te quieran.
Recuerda que la vida no es justa
Si ayudas, hazlo por el placer de hacerlo y no esperes ser retribuido. Sé que leer esto te puede enojar, pero nos sobran ejemplos de que esto muchas veces sucede.
Es necesario para la salud aprender a ponerte en primer lugar
No deberías enojarte porque no te prioricen, más bien trabajar para priorizarte tu. Los demás están intentando hacer lo mismo.
No le temas al cambio, es necesario
A todos nos dan miedo los cambios, cambiar hábitos que siempre nos han acompañado puede hacernos sentir inseguros porque sentimos que esta costumbre nos define como personas. Muchas veces lo que nos hace sentir seguros nos hace mal. Piénsalo, cambia de a poco. Empieza identificando cuándo estás cediendo a tus necesidades, utiliza para ello tu nivel de malestar y actúa en consecuencia.